Queridos boomers, quiero contaros cómo ligar ha evolucionado con nuestra generación, la generación Z. Seguro que recordáis cómo era en vuestros tiempos: ir a discotecas, bailar toda la noche y tal vez, si teníais suerte, conocer a alguien especial. Pues bien, esas historias han cambiado en muchos casos. Hoy en día, muchas de nuestras interacciones y relaciones comienzan online, aunque, por supuesto, aún hay quienes encuentran el amor de forma presencial.
Según un estudio de la Universidad de Stanford, Esto muestra cómo las aplicaciones de citas se han convertido en una herramienta fundamental para muchos de nosotros. Aunque no todos seguimos esta tendencia, es innegable que lo digital juega un papel crucial en nuestras vidas amorosas.
Habéis oído hablar de las “red flags” , esas señales de alerta que indicaban que alguien podría ser tóxico, como tratar mal a los camareros o hablar mal de todas sus exparejas. Luego vinieron las “green flags”, indicadores de que alguien es una persona sana y positiva. Pero nosotros hemos ido un paso más allá con las “beige flags” .
Os preguntaréis, ¿qué son las “beige flags”? Este término, popularizado por la usuaria de TikTok Caitlin MacPhail (@itscaito), describe señales que indican que una persona es probablemente aburrida. Un perfil con beige flags no es ni bueno ni malo, simplemente no destaca. Es como si conocieras a alguien que no tiene nada en común contigo o cuyas aficiones son tan genéricas que no te inspiran curiosidad.
Dejadme daros algunos ejemplos. Un perfil típico con beige flags podría incluir hobbies como leer , ver Netflix , ir al gimnasio y viajar. Claro, estas son actividades que muchos disfrutan, pero no dicen mucho sobre quién es realmente esa persona. También hay frases hechas que encontramos una y otra vez, como “carpe diem” o “work hard, party harder”. Y ni hablar de las fotos: selfies en el gimnasio, con una copa de vino o frente a un espejo. Nada de esto ayuda a que un perfil destaque.
Para ilustrarlo mejor, os contaré una anécdota de un amigo, llamémoslo Alex. Alex estaba cansado de no conseguir matches interesantes en Tinder. Siempre encontraba perfiles con las mismas fotos y descripciones aburridas. Un día decidió hacer un experimento: cambió su perfil para reflejar sus pasiones más auténticas. En lugar de hablar de Netflix, mencionó su amor por la escalada y cómo le gusta pintar cerámica los fines de semana. ¡La diferencia fue increíble! Empezó a conectar con personas que compartían sus intereses únicos, y las conversaciones se volvieron mucho más emocionantes.
Este cambio de enfoque no solo ha mejorado cómo nos presentamos online, sino que también ha influido en cómo construimos nuestras relaciones. En lugar de quedarnos en la superficie, buscamos conexiones más profundas basadas en intereses genuinos y experiencias compartidas.
En resumen, queridos boomers, el arte de ligar ha cambiado mucho desde vuestros días de discoteca. Muchos de nosotros en la generación Z encontramos el amor a través de aplicaciones de citas, aunque no todos lo hacemos de esta manera. Hemos adoptado un enfoque más auténtico y personalizado, utilizando términos como “beige flags” para navegar el complicado mundo de las citas online. Aunque los métodos sean diferentes, el objetivo sigue siendo el mismo: encontrar a alguien especial con quien compartir nuestras vidas. Así que, la próxima vez que penséis en cómo eran las cosas antes, recordad que aunque los medios hayan cambiado, el corazón del ligoteo sigue siendo encontrar una conexión genuina.
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